Al ver esto, el viejo avaro se apresuró a tomar cenizas y se montó a un árbol marchito diciendo “¡que salgan flores, que salgan flores. Árbol marchito, florece!” Pero nada ocurrió. Entonces el Señor le dijo “Hey, tú. El abuelo que hace florecer los árboles, trata de hacer florecer alguno”. _”Eh jeje, eeeso… sí, sí”, (respondió nervioso). “¿No es extraño? ¡No florece ni un poquito!
En esas, las cenizas entraron en los ojos y la nariz del Señor, que protestó:-“¡Hey tú, no eres más que un imitador. Agárrenlo!” (ordenó a sus hombres)Y es así como al final, el viejo avaro fue encerrado en la cárcel. Fin.